lunes, 31 de enero de 2011

Un ciego

La arena infinita cubrió las huellas
conmovedoras del día vacío,
donde estuviste sentada frente
a la arrogancia del fuego.
Piedras caídas del cielo
palpitan un olor a jazmín
enredadas en el tiempo
de un ciego de nacimiento.

Ilusión óptica

Las alondras recorren
una secuencia cronológica
no alterada en las coyunturas.
Y sin embargo respetaste
ese orden que fue 
la única forma de amar.
Dejaste confundirse el viento
y el llanto que aniquiló
a la ilusión óptica.

Ofrecimientos

Estarás obsesionada, apenas mirando
el paso rítmico de tu sombra violácea
y tu delirio ardoroso.
Derramarás tu esencia
todas las mañanas
y nacerás una y otra vez.
Sonreirás en cada ventana,
cubierta de penumbras
a las doce del día.
Volarás como una ave sin árbol
dentro de una habitación
eternamente inmaterial.

lunes, 27 de diciembre de 2010

El espejo

Eres propio y ajeno.
al hacerte amplio y unitario.
Registras la experiencia en la lluvia.
Dispersas las imágenes que
brillaban en la oscuridad.
Testimonio de breves
navegaciones emprendidas.
Lago plateado, silencioso y secreto,
buscas abrir miles de círculos
en la veracidad de la imaginación.
Has reunido siglos enteros
en libertad de sueños.

martes, 16 de noviembre de 2010

Versiones

Muchas sabidurías contrastan con
fatales laberintos, al ser un
peligro demasiado claro y presente.
Flores de ternura nunca
inocentes, siempre alertas
en sus cuarteles generales.
Versiones preparadas para convertirse
en invenciones individuales
hacia finales del año.

viernes, 2 de abril de 2010

Elia Kazan no hace milagros

En una noche de toque
de queda, Hollywood reunía
a los más talentosos
nigromantes, quienes en la
búsqueda de nuevos horizontes
no reconocieron sedientos y hambrientos.
Oh mundo, desacralizado con
la frente pegada a un nicho,
apenas iluminado, como si
esperaramos la persecusión macartista,
acusados de tener nexos
con el comunismo.
Elia Kazan no hace milagros.

jueves, 1 de abril de 2010

Del otro lado de la ventana

Imposible reconstruir un solo detalle.
El viento matutino antecede
al arribo del crepúsculo,
quedando inmóvil el impostor.
Respiras lentamente en la terraza,
semidesnuda, mientras miras
mis ropas raídas, manchadas de vino.
Sentada en la mesa más
alejada, en penumbra, junto
a dos hombres jóvenes y
una chica, rubia, voluptuosa,
bella, escuchas del otro lado
de la ventana cómo la
gente charla ansiosa del viaje
que quince años atrás realizaron.
Yo era un viajero
y tú una turista.
El mapa lo demostraba,
Las manchas indicaban
América del Sur.